
Santiago es una ciudad ruidosa, todos apurados a todos lados, todos hablando siempre si no es con alguien que va a su lado es por el celular, autos que van y vienen, bocinas aquí y allá.
Pero ahora todo eso, ya no es tan así, han pasado más de diez días del famoso terremoto de Concepción, pero el temor de la gente se huele en el ambiente, el miedo se nota en las caras a la menor señal de "peligro".
A muchos esto, sólo les recordó el terremoto del 85, quizás algunos también vivieron algo del terremoto del 60'. Pero lo peor es aún estar inmerso en ese estado de "conmoción" y de miedo. No sé cuando acabará, pero es extraño estar en Santiago y notar que las cosas no son como eran y como las conocía hasta ahora.
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